Bienvenida electrónica
Hacer más y con mayor facilidad. Así es la tecnología también en la música, que no finalizó en los mecanismos del piano, el acordeón o el saxofón. Antes del primer microchip, inventado en 1958, ya habían transcurrido varias décadas de música realizada con instrumentos electrónicos (telarmonio, theremin, ondas martenot, melotron, hammond...). Ya en 1950 comenzaron a ser populares las guitarras y bajos eléctricos (o electrofónicos), la amplificación y manipulación de sonido, los samplers de cintas electromagnéticas, etc. Todo sin perjuicio artístico.
Sin embargo siempre han existido movimientos culturales que rechazan la tecnología. A mediados de los años sesenta Bob Dylan tuvo que soportar insultos y abucheos de sus propios seguidores por introducir guitarras eléctricas y teclados en sus canciones. Probablemente fue el comienzo de cierto integrismo en la música folk y tradicional, que todavía hoy persiste. Y eso que parecían superados los prejuicios sobre la pureza, la autenticidad, el mérito, la dignidad dada por la tradición..., valores de tiempos peores. Pero ya se sabe, siempre acabamos tropezando con lo mismo.
Esta interesante web data el primer instrumento musical electrónico, el clavecín eléctrico, en 1759. El siguiente instrumento está fechado en 1857 y a partir de aquí 123 más registrados hasta 1990. Lo más impresionante es que 29 de estos intrumentos se crearon en los años treinta frente a, por ejemplo, los 14 creados en los ochenta.
Haciendo una antología para la mini-sesión de turno, me he sorprendido haciendo un trabajo casi de arqueólogo. En lo que he podido alcanzar, he descubierto inauditas piezas electrónicas de hace sesenta años o más, con planteamientos musicales increíbles. Terrorismo sonoro, melodías de belleza rara, romanticismo misterioso, optimismo hedonista... una diversidad infinita.
En esta selección: Léon Theremin (1950), Herbert Eimert (1952), Olivier Messiaen (1937), Hugh Le Caine (1955), Oskar Sala (1955), Raymond Scott (1959), J.J. Perrey (1970), Pierre Henry (1968), W. Carlos (1971), Gershon Kingsley (1969), Laurie Spiegel (1974), Kraftwerk (1973), Maryanne Amacher (1980) y Laurie Anderson (1981).
Sin embargo siempre han existido movimientos culturales que rechazan la tecnología. A mediados de los años sesenta Bob Dylan tuvo que soportar insultos y abucheos de sus propios seguidores por introducir guitarras eléctricas y teclados en sus canciones. Probablemente fue el comienzo de cierto integrismo en la música folk y tradicional, que todavía hoy persiste. Y eso que parecían superados los prejuicios sobre la pureza, la autenticidad, el mérito, la dignidad dada por la tradición..., valores de tiempos peores. Pero ya se sabe, siempre acabamos tropezando con lo mismo.
Esta interesante web data el primer instrumento musical electrónico, el clavecín eléctrico, en 1759. El siguiente instrumento está fechado en 1857 y a partir de aquí 123 más registrados hasta 1990. Lo más impresionante es que 29 de estos intrumentos se crearon en los años treinta frente a, por ejemplo, los 14 creados en los ochenta.
Haciendo una antología para la mini-sesión de turno, me he sorprendido haciendo un trabajo casi de arqueólogo. En lo que he podido alcanzar, he descubierto inauditas piezas electrónicas de hace sesenta años o más, con planteamientos musicales increíbles. Terrorismo sonoro, melodías de belleza rara, romanticismo misterioso, optimismo hedonista... una diversidad infinita.
En esta selección: Léon Theremin (1950), Herbert Eimert (1952), Olivier Messiaen (1937), Hugh Le Caine (1955), Oskar Sala (1955), Raymond Scott (1959), J.J. Perrey (1970), Pierre Henry (1968), W. Carlos (1971), Gershon Kingsley (1969), Laurie Spiegel (1974), Kraftwerk (1973), Maryanne Amacher (1980) y Laurie Anderson (1981).
Léon Theremin (1896-1993), ilustración © Ernesto Sarasa
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